POST PANDEMIA
Una oportunidad para renacer
Vivimos tiempos de cambios y desafíos. Los efectos de la pandemia nos han obligado a repensarnos como seres humanos integrados inexorablemente a todo el planeta, lo que nos lleva a reflexionar acerca de lo que hemos hecho y dejado de hacer para tener un ambiente adecuado donde todos podamos convivir armónicamente.
El deterioro de las condiciones de vida se ha acelerado con matices en diversos países. El colapso de la economía y la desesperanza ha ganado terreno en la población. La vida cotidiana de pronto se vio alterada por los efectos del COVID 19. Las medidas preventivas, el distanciamiento social y la exhortación permanente a la población para que se quede en casa ha generado un panorama desolador, más aún si tomamos en consideración que por el momento no se visualiza una posible cura. En este contexto de incertidumbre, se hace presente diversas manifestaciones de carácter sicosocial como: ansiedad, temor, estrés, depresión, entre otras. Tal situación ha hecho que muchas personas incurran en crisis existenciales o se pregunten lo que pueda pasar en el futuro. Cuando la vida de los seres humanos se encuentra amenazada como ocurre en la actualidad, muchos enfocan sus esperanzas en la ciencia, en las religiones, en grupos de ayuda, familia, amigos o simplemente evadiendo la realidad.
Lo cierto del caso, es que pocas veces nos cuestionamos a nosotros mismos sobre el comportamiento o posible corresponsabilidad para que el planeta y todos los seres que vivimos en él nos encontremos en situación de amenaza real. No es mi intensión ahondar en las posibles causas que dieron origen a la aparición del virus mortal que hoy nos azota, pero sí señalar las acciones de los seres humanos y sus efectos sobre nuestro ambiente. Contaminación, deforestación, extractivismo y la explotación descontrolada de los recursos del naturales, representan algunas de las prácticas más nocivas de sistemas económicos y políticos que atentan contra la integridad de todo el planeta, siendo el cambio climático una de las consecuencias más notoria.
Si incorporamos a este contexto la crisis de valores que vivimos en la actualidad donde la poca o ausencia de: solidaridad, respeto, cooperación, tolerancia, paz y convivencia entre otros, podemos evidenciar que la crisis actual del planeta tiene su génesis en nosotros y no en designios o profecías. De tal manera que la aparición de la pandemia vino a acelerar un profundo deterioro que ya estaba en pleno desarrollo.
Frente a este escenario no queda otra alternativa que cambiar radicalmente nuestro comportamiento y forma de vida. Un renacimiento es impostergable, de lo contrario estaremos condenados a la extinción. Estos cambios, deben estar orientados entre otros elementos por el aprovechamiento sostenible y consiente de los recursos que nos brinda nuestra Pachamama, la práctica de un estilo de vida que dé cuenta de la relación holística e inseparable entre los seres vivos y los diversos ecosistemas, la producción de alimentos desde una perspectiva agroecológica, pero sobre todo, un cambio en los sistemas donde se privilegia la acumulación de capital por unos pocos sobre el bienestar general de los seres humanos y del planeta entero. Igualmente, para superar la crisis actual y transitar hacia un futuro más promisorio, debemos cambiar la cultura del individualismo por una cultura del bien común y el buen vivir donde la vida en comunidad sea una expresión concreta.
Es un inmenso desafío el que tenemos por delante y no faltara quien se resigne a aceptar la realidad tal y como esta, pero igualmente somos muchos quienes resistimos y apostamos por un mundo mejor. Un mundo donde prevalezcan los valores para la vida, la paz y la convivencia entre todos los seres que habitamos este planeta llamado Tierra. Como decía Marthin Luther King “o nos unimos todos como hermanos o pereceremos todos juntos como idiotas”
José Antonio Mota
Me encantó..Este artículo generó en mí un proceso de reflexión. Pienso que La Pandemia y muchos otros eventos asceleró cambios de todo tipo en los seres humanos. No somos los mismos. Nos dimos cuenta mucho más de la importancia del pensamiento colectivo. Tenemos más conciencia de la unidad. Nuestro planeta se está comunicando.